Imaginemos que tenemos un jardín y que somos los únicos responsables de cuidarlo. Las plantas simbolizan nuestras áreas de vida: autocuidado, familia, amigos, trabajo, aficiones… Sentados en el centro de nuestro jardín podemos plantearnos algunas preguntas:
🤔¿Todas las plantas están igual de cuidadas? ¿Cuáles están más mustias y necesitan más de nuestras atenciones?
🤔¿El número de plantas de nuestro jardín es el adecuado? Si tenemos demasiadas plantas quizá será imposible dedicarles el tiempo que necesitan, y si disponemos de pocas y por inclemencias del tiempo se marchitasen, nos quedaremos con un jardín desierto.
🤔Además de plantas, en nuestro jardín también se encuentran algunas semillas que nosotros mismos hemos plantado. Son nuestros objetivos. ¿Por qué hemos elegido estas semillas y no otras? ¿Copiamos a nuestro vecino o a algún influencia? ¿Seguimos por lealtad el modelo de nuestros ancestros? ¿Nos hemos escuchado de verdad para saber realmente que necesitamos cultivar en el presente?
🤔 Ciertos jardineros se frustran cuando observan que la forma o el color de las flores o el número de hojas no son exactamente cómo habían previsto. Otros, en cambio, observan sus plantas y aprecian y disfrutan de esas pequeñas sorpresas de la naturaleza. ¿Nos desespera lo que no se ajusta a nuestras expectativas?
🤔 En nuestro jardín también habitan malas hierbas. Éstas simbolizan nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestras dudas, nuestros complejos… Hay jardineros que se dedican más tiempo a arrancarlas… y descuidan el resto de sus “buenas hierbas”, aquello que nos da bienestar, seguridad, belleza, calma.
🤔 Respiro y reflexiono hoy aquí, en el centro de mi jardín y se me ocurren algunas labores. ¿Cómo sientes que está el tuyo?